¿Podemos mencionar los conceptos de ‘libertad’ o ‘justicia’ en lo que hoy entendemos como una “democracia” intervenida? Lo cierto es que el territorio latinoamericano siempre ha sido de gran atractivo para las potencias extrajeras, en especial Estados Unidos (por su riqueza en recursos naturales, su tamaño y cercanía) y esta (por encima de muchas otras), ha sido la causa principal de sus males. Demócratas o republicanos, el hecho es que, desde Roosvelt hasta Bush, Estados Unidos ha intervenido en los gobiernos y las estructuras sociales, políticas y económicas de Latinoamérica. Pero antes de analizar las consecuencias que esto ha tenido en el maltratado territorio latinoamericano, es importante plantearse primero el porqué de este afán intervencionista. Si bien los deseos de poder, riqueza y expansión estadounidense son evidentes desde finales del Siglo XIX (la apropiación de una gran parte del territorio mexicano, el Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe en 1823 y la Política de puertas abiertas en 1890) no es sino hasta 1954 con el golpe de Estado de Guatemala (comandado por la CIA) que éste se comienza a gestar de manera determinante y violenta. El derrocamiento de Jacobo Arbenz es sólo la primera de muchas transgresiones políticas a gobiernos legítimos en América Latina por parte de Estados Unidos (tan sólo de 1962 a 1968 se registran 14 golpes de Estado en el territorio) y la implementación de dictaduras en casi todo el territorio (Chile, Argentina, Perú, Cuba, Nicaragua…)
Pero ¿por qué esta flaqueza por parte de los gobiernos latinoamericanos y ésta supresión relativamente fácil de la democracia? ¿Se debe culpar a los propios gobiernos latinoamericanos o más bien a las situaciones que posicionaron a sus países en la escala del subdesarrollo? Hay que entender que factores como las crisis económicas (de los 30s y 70s), las constantes revoluciones y golpes de Estado, la política del libre comercio, la instauración de los Estados de Seguridad Nacional y el creciente imperialismo capitalista fueron determinantes para el debilitamiento de las sociedades latinoamericanas, facilitando el control estadounidense sobre éstas.
Si bien las políticas expansionistas estadounidenses distan mucho de ser nobles, no se puede negar que de vez en cuando hayan resultado asertivas en sus propósitos. Acciones como; las concesiones de préstamos a América Latina (que sólo sirvieron para aumentar su deuda externa), el surgimiento de la Alianza del progreso en 1959 (que tenía como objetivo “industrializar” América Latina es decir, explotar sus recursos), la desnacionalización de sus industrias en pro del capital extranjero y las políticas de exportación entre otras se encargaron de crear un desafortunado lazo de dependencia entre ambos territorios. Sin embargo, cada vez que esta unión forzada trató de romperse a través de reformas que ponían en jaque los intereses norteamericanos (como la sustitución de importaciones en los 40s, que buscaba favorecer a las fabricas nacionales, el comercio de países latinoamericanos entre sí, el surgimiento de guerrillas y ‘disidentes políticos’…) estas fueron acalladas de manera violenta y brutal por el gobierno estadounidense.
Es justamente en el centro del inconformismo latinoamericano, en su deseo por una reestructuración social y en sus anhelos de justicia, en donde se acaba gestando la parte más macabra de lo que el autor ha llamado “la larga y oscura noche. ” ¿En qué consiste pues este terrorismo implementado? En la instauración de los Estados de Seguridad Nacional, con sus programas militares y policíacos de “ayuda,” su supresión total de la democracia y sus llamados escuadrones de la muerte. En pocas palabras, en el comienzo de una nueva era de asesinatos, desapariciones y torturas hacia todos aquellos que se impusieran ante los intereses del gigante del norte.
Estos hechos, junto con la revolución cubana de 1959 (implementación del socialismo en Occidente) y el creciente nacionalismo latinoamericano, abrieron camino a nuevos movimientos de protesta relativamente exitosos. Entre ellos, el llamado nuevo marxismo, la Teología de la liberación y el nacimiento de una nueva política en América Latina. Pero ¿por qué resultaron importantes estas nuevas corrientes? En primer lugar sirvieron para la introducción de nuevas formas sociales (reestructuración política) y reforzaron el compromiso democrático social. En segundo lugar, crearon nuevas alianzas entre grupos hasta entonces opuestos (marxistas y radicales católicos se unieron para alcanzar un fin común). Lograron que la política pasara de la élite a las calles (1970 los Pueblos jóvenes de Perú que cuestionaron la legitimidad del FMI mediante una marcha.) Dieron paso a la nueva militancia de mano de obra (los trabajadores comenzaron a demandar sus derechos), así como a la aparición de movimientos campesinos y de indios. Y finalmente, entre sus repercusiones más importantes, encontramos la inserción de las mujeres en la política (Las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina o el Comité de las amas de casa en Bolivia), así como una adquisición mayor de derechos y papeles importantes a desarrollar en la sociedad. También encontramos el despertar de los jóvenes, los cuáles expresaron su inconformidad a través de manifestaciones artísticas.
A pesar de que tuvo ciertas repercusiones, esta nueva política se enfrentó a diversos problemas que acabaron por restarle poder a la misma.; en primer lugar, la falta de una red de organización cohesiva entre los grupos que la conformaban. En segundo, el florecimiento de nuevas formas de tortura por parte de los grupos militares, el incremento en la pobreza, la delincuencia, la migración y el exilio que vinieron a eliminar las esperanzas de cambio de los ciudadanos latinoamericanos.
La caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética en 1989 resultó importante no sólo porque marcó el fin de la era comunista, sino también porque acabó poniendo en tela de juicio la credibilidad de los pretextos de la intervención estadounidense en América Latina (la cuál ya se encontraba bastante dañada).
Para terminar, se puede observar que los países latinoamericanos poseen una memoria colectiva afín (de prácticas terroristas y dictaduras interminables) dejada por el intervencionismo estadounidense. Todos fueron víctimas de explotación de tierras y violación a los derechos humanos. Sin embargo, a pesar de las características que los unen no podemos decir que sean de alguna manera, iguales, ya que cada país tiene su propia cultura, cuenta con una posición geográfica específica y en algunos casos, hasta con un idioma distinto. También es cierto que cada una ha vivido “la oscura y larga noche” de manera diferente, los golpes de Estado y las torturas a los que estos conllevaron, fueron desiguales para cada país.
Resulta acertado decir que el intervencionismo estadounidense ha resultado uno de los principales males para los países latinoamericanos, tan ha sido así que el día de hoy aún podemos ver los estragos que dejaron en ellos (pobreza, desconfianza, desempleo, exilio, sufrimiento, resentimiento por el pasado, pérdidas de identidad, desapariciones y asesinatos sin resolver.)
Pero a pesar de todo lo expuesto anteriormente no puedo afirmar que todas las consecuencias del intervencionismo hayan sido malas. Por ejemplo, debido a éste el nacionalismo latinoamericano se vio reforzado, éste también permitió la unión social entre grupos, que en condiciones normales, resultaban opuestos, acrecentó la conciencia sobre los derechos humanos, modernizó elementos de la estructura social arcaica (permitió la inserción de mujeres y otras minorías en la política) y abrió paso a un enfoque ambientalista (desarrollo sostenible) en la década de los 90s. Pero sobretodo impulsó el desarrollo de las artes y la cultura; el famoso Boom literario, la creación de movimientos artísticos alternos como una forma de catársis o una búsqueda en la reconstrucción de la memoria colectiva (el Teatro por la identidad argentino, que tiene como finalidad reconstruir historias a través de testimonios reales y encontrar a los más de 500 niños que fueron apropiados y que siguen con una identidad robada.)
Tal vez hoy todavía se pueda hablar de una noche que aún no ve su amanecer, pero también se puede afirmar, que a pesar de tanta oscuridad, América Latina ha encontrado un poco luz y ha logrado escapar (sino del todo, porque es probable que nunca sea así), en gran medida, del intervensionismo estadounidense, forjando sus propias sociedades y políticas y cometiendo sus propios errores.
Bibliografía: COCKROFT, James D. América Latina y Estados Unidos. Historia y política país por país, México, Siglo XXI, 2001, Pp. 21-75
Nota: Un ensayo que escribí hace mucho para mi clase de Problemas Contemporáneos del Mundo.
Esta buenisimo...estoy completamente de acuerdo con lo que escribiste en tu ensayo,muy completo y realista :)
ResponderEliminaresto no me ayudo de nada ok nerd bobos es quienes leen esto ok yo veronica
ResponderEliminarthu panocha
EliminarMira idiota esto es lo mas parecido que vas a encontrar de la realidad que vivimos deja de ser tan ignorante e informante seguro tu no lees tu solo ves letras y palabras por personas tan ignorantes como tu el mundo esta como esta por eso USA nos maneja a su antojo
EliminarCome m***da entonces
Eliminarel esayo es valido, a la persona q no le ayudo le hace falta mas analisis lectora y planeasion de ideas.
ResponderEliminareres un@ bruta@ q no te gusta leer q bob@ eres
ResponderEliminarEsta buenisimo me ha ayudado mucho con trabajo que tenia que realizar sobre el intervencionismo estadounidense en américa latina, esta muy completo la verdad...Graciias Manzanita Zeta DTB
ResponderEliminargracias muñecona me sirvió mucho , es lo estaba buscando , gracias mvd.
ResponderEliminarneesito las causas
ResponderEliminarcuales son las consecuencias
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